Krzysztof Karasek

1937 – , Polonia

Trad. Ada Trzeciakowska

Callando

El que habla
es el que calla.
O:
«Pero sobre lo más importante,
prefiero callar». (Rilke)

Estaba recostado contra el reposabrazos del sillón
cuando el rayo de una estrella lejana
perforó su pupila.

Fue en otro país, en otro sueño.
Un pañuelo de seda
que envolvía su cuello
se deslizó hasta las rodillas de ella.

Como la vía láctea. Las sombras
se alargaban, caía la tarde,
el sol estaba sangrando,
mientras ellos permanecían en el abrazo de la bahía
como en un frasco de miel.

Dos mares
derramados en torno a sus caras, península de pasión,
óvalos de ternura. Todo
se iba convirtiendo en la trama de una canción inaudible
reflejada en la luz de las montañas.

Ya que debemos hablar de lo más importante,
debemos callar, dijo.
El que calla
es el que habla.

Imagen de Qistina Khalida

MILCZENIE


Kto mówi
ten milczy.
Albo:
„A o tym, co najważniejsze,
zmilczę”. (Rilke)

Siedział oparty o poręcz fotela
kiedy promień dalekiej gwiazdy
przewiercił mu źrenicę.

To było w innym kraju, w innym śnie.
Jedwabny szalik
owinięty wokół szyi
zsunął się do jej kolan.

Jak mleczna droga. Cienie
wydłużały się, zapadał wieczór,
krwawiło słońce,
a oni trwali w uścisku zatoki
jak w słoju miodu.

Dwa morza
rozlane wokół twarzy, półwysep namiętności,
owale czułości. Wszystko
stawało się wątkiem niesłyszalnej pieśni
odbitej w świetle gór.

Skoro musimy mówić o tym, co najważniejsze,
musimy milczeć, powiedział.
Kto milczy
ten mówi.



Krzysztof Karasek

1937 – , Polonia

El día de su cumpleaños

Trad. Ada Trzeciakowska

pájaros

Pájaros de sangre se posaron en mis manos
los llevaba delante de mí bulliciosos y trémulos
instalados en los nidos de mis manos los llenaban hasta el borde
Pastaban deprisa
ávidos
adivinando el amor
Cuando llegaste te los enseñé
pájaros blancos
pendiendo inertes
del rojo que cubrió sus cuerpos
Lo comprendiste
Liberaste el blanco
y sacudiendo el rojo dijiste
Largoooooooooooooooo

Imágenes de Laura Makabresku (Kamila Kansy, 1987, Polonia)

Ptaki

Ptaki krwi usiadły mi na rękach
niosłem je przed sobą zgiełkliwe rozedrgane
siedziały w gniazdach dłoni wypełniały je po brzegi
Pasły się szybko
Zachłanne
odgadywały miłość
Kiedy przyszłaś pokazałem ci je
białe ptaki
zwisające i bezwładne
od czerwieni która je obsiadła
Zrozumiałaś
Uwolniłaś białe
i strząsając czerwień powiedziałaś:
Siooooooooooooooooo



Krzysztof Karasek

1937 – , Polonia

Trad. Ada Trzeciakowska

INFORME DE LA CAÍDA DE íCARO

Sobrevolaba un mundo muerto
donde el entusiasmo crea milagros
y todo lo envuelve en pinturas doradas de la esperanza
Pasaba por las capas de aire y las capas de tierra
imágenes y postimágenes se desplegaron en mí
pasé por una capa de arena
Cada vez más hondo, al interior de la tierra
yo era un topo
estaba mordiendo el último rayo de la luz jónica
apagaba en mi mano
la escoria de la última estrella
huyendo de mí a las profundidades de la tierra, hormigas

¿Cómo superar este geotropismo? Pasé por
una capa de putrefacción
y aún no he llegado a la mitad del vuelo
Oh planear sobre los abismos
al otro lado del habla-hierba
al otro lado de la trama de las cosas, allí
donde se extiende el reino del hambre
hambre amarilla y hambre verde
se abrían las puertas de los siete sentidos
Planeaba en el tiempo y a través del tiempo
me engullía el espacio
me inclinaba hacia la tierra, en un vuelo precipitado
percibiendo ya las partículas
de granos de arena, el polvo de la tierra
me inclinaba hacia mí mismo
yo que surgí del polvo
en polvo me convertía

«A medio camino a media frase
medio-hombre medio-mujer
medio-animal medio-hombre
medio-amigo medio-enemigo
medio-pez medio-búho
medio-aliento medio-palabra
medio-rosa medio-cebolla
medio-valle medio-montaña
medio-niño medio-anciano
medio-estrella medio-roca
medio-porvenir medio-pasado
no nacido ya pero aún muerto
medio-Apolo medio-Dionisio
medio-diablo medio-ángel
medio-odio medio-amor
mediovida mediomuerte».

-Te reconozco, dijo la Esfinge. –
Ahora te voy a comer.

Imágenes de Icaro, fotolibro de Irene Zottola

SPRAWOZDANIE Z UPADKU IKARA

Leciałem nad martwym światem
kędy zapał tworzy cudy
i obleka w nadziei złote malowidła
mijałem warstwy powietrza, warstwy ziemi
rozwijały się we mnie widoki i powidoki
minąłem warstwę piachu
Coraz głębiej, w głąb ziemi
byłem kretem
podgryzałem ostatnią belkę jońskiego światła
gasiłem w ręku
żużel ostatniej gwiazdy
uciekającej przede mną w głąb ziemi, mrówki

Jak pokonać ten geotropizm? Minąłem
warstwę gnilną
a nie dotarłem jeszcze do połowy lotu
O szybowanie ponad przepaściami
po drugiej stronie mowy-trawy
po drugiej stronie zmowy rzeczy, tam
gdzie rozciąga się królestwo głodów
głód żółty i głód zielony
otwierały bramy siedmiu zmysłów
Szybowałem w czasie i poprzez czas
pochłaniała mnie przestrzeń
pochylałem się ku ziemi, w stromym locie
dostrzegając już drobiny
ziarenek piasku, kurz ziemi
pochylałem się ku sobie
z prochu powstały
obracałem się w proch

„W pół drogi w pół zdania
wpół mężczyzna wpół kobieta
wpół zwierzę wpół człowiek
wpół przyjaciel wpół wróg
wpół ryba wpół sowa
wpół oddechu wpół słowa
wpół róża wpół cebula
wpół dolina wpół góra
wpół dziecko wpół starzec
wpół gwiazda wpół skała
wpół przyszły wpół wczorajszy
nienarodzony już jeszcze umarły
wpół Apollo wpół Dionizos
wpół diabeł wpół anioł
wpół nienawiść wpół miłość
wpółżycia wpółśmierć”

– Poznaję ciebie – powiedział Sfinks. –
Teraz ciebie zjem.



Krzysztof Karasek

1937 – , Polonia

Trad. Ada Trzeciakowska

reducción

Antes me esforzaba por enriquecer mi mundo, hoy me esfuerzo por reducirlo. Reducirlo a elementos inalienables, pan, bolsa de viaje, imagen de mi familia a la mesa, debajo de los párpados, un libro, algunos objetos sencillos necesarios durante el viaje hacia uno mismo, recuerdo de la infancia, imágenes que me llevo, lavadas por el fluir del tiempo; es el único equipaje que llevo conmigo.
La reducción abarca círculos cada vez más amplios de mi mundo. Elementos inalienables: aire, fuego, agua. Oscuridad y luz. Y también vino y pan. Los restos de la forma de alguien atrapados en la pupila, guardados en la caja de la memoria, un pájaro en una rama, rostro de alguien y benévola rama del cielo inclinadas sobre mí, este es el territorio hacia el cual navego con mi mirada. ¿Y el infierno? Son despertares repentinos del espacio, grietas que se asientan sobre las cosas, que flotan en el mar ardiente del aire, con el cielo claro del día. Los llevo bajo mi corazón, colgado de la cinta azul de la desesperación con la que he ceñido mi noche.

Ilustraciones de Gabriel Pacheco

redukcja

Kiedyś trudziłem się nad wzbogaceniem mojego świata, dziś trudzę się nad jego redukcją. Sprowadzeniem go do niezbywalnych elementów, chleb, torba podróżna, obraz rodziny przy stole, uniesiony w oczach, jakaś książka, kilka prostych przedmiotów koniecznych w podróży ku sobie, wspomnienie z dzieciństwa, obrazy zabrane ze sobą, wypłukane przez strumień czasu; to jedyny ekwipunek, który ze sobą zabieram.
Redukcja obejmuje coraz to szersze kręgi mojego świata. Elementy niezbywalne: powietrze, ogień, woda. Ciemność i światło. I jeszcze wino i chleb. Szczątek czyjegoś kształtu uwięzły w źrenicy oka, przechowany w pudle pamięci, ptak na gałęzi, czyjaś twarz pochylona nade mną, przychylająca mi gałąź nieba, oto kraj, ku któremu żegluję spojrzeniem. A piekło? To nagłe przebudzenia przestrzeni, szczeliny osiadające na rzeczach, pływające w płonącym morzu powietrza, przy czystym niebie dnia. Noszę je pod sercem, na błękitnej tasiemce rozpaczy, którą przewiązana jest moja noc.



Krzysztof Karasek

1937 – , Polonia

Trad. Ada Trzeciakowska

Zorzal

5.

«…un pájaro en el follaje. ¡Oh, vuela!»

Lo dijo Henryk sentado
en el último escalón de la escalera de la biblioteca.
El sol operaba sobre sus destrozadas manos
algunos rayos quedaron atrapados en su pelo
y trataron de prenderle fuego con un hilo verde.
Y luego citó ese famoso pasaje
del séptimo libro de «La Ilíada»:

Ciudades combadas como conchas en las costas de tierra negra,
en las que el eco filamentoso se derrama contra el flujo del aire-
he aquí las farolas que yacen enrolladas en caracoles
y las torres fluyen gota a gota hacia el cielo como una fría estalactita de ladrillo.
La piel del globo se arruga, se hunde por los bosques y se resquebraja
en las grietas los truenos subterráneos mutilan el cielo bajo,
bostezan sangrientos atardeceres junto al hocico abierto de la tierra
y el sol negro ha menguado hasta la forma de corazón humano.*

Y nosotros, que estábamos sentados al pie de la escalera
experimentamos una extraña sensación;
que el mundo se había separado de nosotros a través de estas estrofas,
que se había abierto una grita, una brecha,
imposible de enterrar.
El viento seguía arremolinándose, pero las velas ya
se marchitaban y la garza
de sangre se enfriaba en el aire
lleno de rejas, se volvía gris la fibra de esos años,
y las cosas viejas se oxidaban de nuevos colores.
Y, además, esta segunda frase,
cuyo paganismo impactaba, como tocada en la lluvia, en una estación
Noche de Walpurgis, que el sueño descamaba de nuestros dedos.

¿QUÉ HAGO AQUÍ? Y:
¿NO VOY A REPETIRME?

Algo se estaba desmoronando. En el aire fresco de la mañana
las puertas de la biblioteca seguían cerradas,
pero yo ya pude oír el ruido del mar
cuando irrumpía en nuestro silencio,
espumosas olas se precipitaban una tras otra,
llevando a lomos motas de espuma,
cual, vista de lejos, podía pasar por el alba,
las olas se solapaban entre sí
como los versos de una antigua oración de los bárbaros,
oí el grito de las gaviotas y el rompeolas
se estaba quebrando en el primer frescor de la luz.
            
Y entonces el giro del gatillo me abrió
la tensa piel de la sangre, y vi
el viejo eco de los años retornar con una nueva ola,
el interior de la biblioteca palpitaba de oscuridad,
aún podía oír sus pasos, silenciosos y prudentes,
cuando se deslizaban encima de la acera y se alejaban sofocados por el canto,
Homero de veintitrés años con la cabeza atravesada,
y el crujido de una bala suspendida en el oscuro pasillo. Murciélagos
pasaban volando bajo el techo
cruzando las líneas de sus vuelos;
como si el vuelo fuera una discusión que mantenían
con el océano aéreo. Permanecimos
intimidados, sin saber
que tal cosa pudiera existir a plena luz del día,
la caverna palpitaba de oscuridad y barullo multilingüe,
sin saber si volver atrás o dar un paso
-el chasquido de la cerradura desapareció hacía tiempo-
nos encontrábamos en el borde de la luz, dijo Henryk –
un pozo de oscuridad se abría ante nosotros.

Y entonces oí la voz del zorzal
que parecía llegar desde detrás de la valla:
es primavera
y los rayos del sol palpitan en las colinas,
y desde detrás de un arbusto la voz del zorzal
llamaba de vuelta los viejos recuerdos;
Pero aquí había oscuridad y la ilusión se esfumó pronto
el zumbido de los coches y el estruendo de la ciudad
nos arrebañó bajo sus alas.
Tal que, aun si nos fuéramos de aquí,
no podríamos llevar con nosotros
esa zona de las tinieblas que
existía dentro de nosotros -o más allá de nosotros- y que
abrió en nosotros aquella grieta.

* Fragmento del poema Espectro de Tadeusz Gajcy, poeta que tradujo a Homero y falleció a los veintitrés años durante el Levantamiento de Varsovia en 1944.

Collage propio

Drozd

5.

„…ptak w listowiu. O, leci!”

Powiedział to Henryk siedząc
na ostatnim stopniu bibliotecznych schodów.
Słońce operowało na jego strzaskanych rękach
kilka promieni uwięzło mu we włosach
i próbowało podpalić je zieloną strugą.
A potem zacytował ów sławny pasaż
z siódmej księgi „Iliady”:

Miasta pogięte jak muszle na czarnoziemnych wybrzeżach,
w których się echo strzępiaste wylewa pod strumień wiatru –
oto latarnie uliczne w ślimaki skręcone leżą
i wieże cieką ku niebu w ceglasty zimny stalaktyt.
Marszczy się skóra globu, lasami zapada i pęka
w szczelinach grzmoty podziemne niebo kaleczą niskie,
ziewają krwiste zachody przy ziemi rozwartym pyskiem
i czarne słońce zmalało do kształtu serca człowieka*.

I my, którzy siedzieliśmy u podnóża schodów
doznaliśmy dziwnego uczucia;
że świat oddzielił się od nas przez te strofy,
że powstała szczelina, wyłom,
którego już nie sposób zasypać.
Wiatr kołował jeszcze, lecz już żagle
wiotczały i czapla
krwi stygła w powietrzu
pełnym krat, szarzało włókno tych lat,
i stare rzeczy rdzewiały od nowych barw.
I jeszcze tę drugą frazę,
której poganizm porażał, jak na deszczu grane, na podmiejskiej stacji
Walpurgiennachte, które sen złuszczał z naszych palców.

CO JA TU ROBIĘ? I:
CZY SIĘ NIE POWTÓRZĘ?

Coś rozpadało się. W świeżym powietrzu poranka
drzwi biblioteki były jeszcze zamknięte,
lecz ja słyszałem już szum morza
jak wdziera się w naszą ciszę,
spienione bałwany pędziły jeden za drugim,
niosąc na swoich grzbietach drobiny piany,
która z tej odległości mogła uchodzić za brzask,
fale nakładały się na siebie
jak wersy starej modlitwy barbarzyńców,
słyszałem krzyk mew i falochron
łamał się w pierwszej świeżości światła.
            
I wtedy obrót spustu otworzył mi krwi
napiętą skórę, i ujrzałem
stare echo lat powracające z nową falą,
wnętrze biblioteki tętniło mrokiem,
słyszałem jeszcze jego kroki, ciche i rozważne,
jak szybują ponad chodnikiem i oddalają się stłumione przez pieśń,
Homer dwudziestotrzyletni z głową po pocisku,
i chrzęst kuli zawieszonej w ciemnym korytarzu. Nietoperze
przebiegały pod sufitem
krzyżując linie swoich lotów;
jakby lot miał być dyskursem, który prowadziły
z powietrznym oceanem. Staliśmy
onieśmieleni, nie wiedząc
że coś takiego mogło istnieć w pełnym blasku dnia,
pieczara tętniła mrokiem i różnojęzycznym gwarem,
nie wiedząc czy nie cofnąć się jeszcze, czy postąpić krok
– szczęk zamka umilkł już dawno –
staliśmy na granicy światła, powiedział Henryk –
przed nami otwierała się studnia mroku.

I wtedy usłyszałem głos drozda,
dochodził jakby zza ogrodzenia:
jest wiosna
i promienie słońca tętnią na wzgórzach,
a zza krzaka głos drozda
przywołuje powrót dawnych wspomnień;
Lecz tu był mrok i złudzenie wkrótce prysło
szum samochodów i gwar miasta
zagarnął nas pod swoje skrzydła.
Że, nawet gdybyśmy stąd odeszli,
nie zdołalibyśmy nie unieść ze sobą
tej sfery mroku, która
istniała w nas – lub poza nami – i która
wytworzyła w nas to rozdarcie.

* Fragment wiersza Widmo Tadeusza Gajcego, poeta tłumaczył Homera, zmarł w czasie Powstania Warszawskiego w wieku 23 lat.

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